Después de 19 años de aplicación continua, lo que está llegando a su límite es el Programa de Ajuste Estructural neoliberal, como lo llama el economista Efraín Gonzales de Olarte. Este se ha sustentado en la liberalización irrestricta de la economía nacional, en la privatización de las empresas públicas y en una fuerte inversión extranjera, sobre todo en las industrias extractivas (minería e hidrocarburos), aunque también en telecomunicaciones, comercio y finanzas (bancos y AFP).

La contraparte clave, tanto para el capital nacional como para el extranjero, ha sido la represión salarial permanente, que ha permitido excepcionales tasas de ganancia, no vistas en los últimos años en los países industrializados y, tampoco, en América Latina. Según Gerens, incluso en el 2009 las tasas de rentabilidad patrimonial de las primeras 1,000 empresas ha sido de 17%, muy superior a los países vecinos. Si suponemos que en esos países la inversión en innovaciones tecnológicas y en bienes de capital es similar a la peruana, entonces la explicación estaría en las diferencias salariales.

Exactamente. En Argentina, Colombia, Brasil y Chile la participación de la masa salarial supera el 30% del PBI. En el Perú bajó del 25 al 20.9% del PBI del 2002 al 2008 (años de fuerte crecimiento económico). Increíble. Lo mismo sucede con el salario mínimo que de 1974 a la fecha ha perdido 2/3 de su valor real.

Además, es el más bajo de toda la región y el actual gobierno se niega a respetar los acuerdos del CNT, cediendo ante los pedidos empresariales para no actualizarlo.

Las cifras de distribución del ingreso per cápita (coeficiente de Gini) del INEI (Informe de la Pobreza 2008) se han mantenido entre 0.48 a 0.50 del 2004 al 2008, lo que implica una gran desigualdad. ( 1 )

Es conocido que el salario mínimo en el Perú es uno de los más bajos de la Región. Así, con estadísticas actualizadas a febrero del 2010, el salario mínimo (SM) mensual en Argentina, Chile, Colombia y Brasil es de 390, 307, 298 y 286 dólares, respectivamente. Todos muy por delante del Perú, donde el SM es US$ 189/mes. Sí estamos encima de Bolivia, donde el mínimo es de US$ 92 mensuales.

En los primeros cuatro países el SM se reajusta todos los años (en Argentina se le llama mínimo vital y móvil) tomando en cuenta el aumento de la productividad y la inflación. Los acuerdos de sus equivalentes a nuestro “Consejo Nacional del Trabajo” se cumplen sí o sí, porque los gobiernos están interesados en mejorar el poder adquisitivo de sus trabajadores, no solo porque eso “está bien”, sino porque ello aumenta la demanda de bienes y, por tanto, la producción.

En todos estos países la participación de los asalariados en el ingreso nacional (o sea, en el reparto de la torta) está entre el 30 y el 40% del PBI. Los gobernantes cada año señalan con alegría que se viene recuperando la participación de los asalariados, lo que se constituye en un “logro” del gobierno.

En el Perú sucede lo exacto opuesto. La participación de la masa salarial en el PBI ha bajado todos los años, según el INEI, pasando del 25% al 20.9% del 2002 al 2008 (años de espectacular crecimiento económico). ( 2 )

El debate sobre el artículo de Waldo Mendoza En defensa del neoliberalismo, dio un giro inesperado que nos impidió continuar abordando los temas que este artículo nos puso sobre la mesa. Es momento entonces de retomarlos. Lo central del artículo de Waldo se resume en su particular definición de modelo neoliberal y su visión de los problemas del desarrollo y del crecimiento.

Él, como se recordará, define al modelo neoliberal como aquel que es “amigable a la inversión privada” y donde la “intervención estatal no entorpece el funcionamiento de la economía”. De acuerdo con esta definición “El Perú, nos dice, está, felizmente… junto con Brasil, Chile, Colombia y México (que son) modelos amigables para la inversión privada”. En cambio, Bolivia, Ecuador o Venezuela, según Waldo, son países “donde la intervención estatal entorpece el funcionamiento de la economía”. “En especial –sentencia–, Bolivia y Venezuela, han espantado a la inversión privada, la fuente más importante del crecimiento económico sostenido”.

En lo que respecta a los problemas del desarrollo y el crecimiento, Waldo sostiene que son suficientes una buena administración de la política macroeconómica y un incremento de la presión tributaria. Dice: “En Perú sólo hay que enfrentar mejor los choques externos” y “Elevar sustantivamente la presión tributaria para poder sostener un gasto público mayor en capital humano e infraestructura” y de este modo enfrentar “el gran lastre…de ser uno de los países más desiguales en América Latina”. ( 3 )

Editor del Norte

Referencias

1-Se agota el modelo ; blog Economia Peruana – febrero 2010

2-Salario minimo : bien al fondo del pozo ; blog Economia Peruana – febrero 2010

3-Retomando el debate sobre el modelo neoliberal ; blog Economia Peruana – febrero 2010